
Los carretilleros transportan durante el día bastantes bandejas de refrescos. (Foto: Jonathan Maldonado)
Ha ido en aumento el paso de mercancía al menudeo por el puente internacional Simón Bolívar
Jonathan Maldonado
«Por favor, debe regresarse, lleva una bandeja de más”. La frase la profirió un funcionario de la Dirección de Impuestos de Aduanas Nacionales (DIAN), apostado al final del túnel cercano a la mitad del puente internacional Simón Bolívar, lado colombiano. El carretillero no emitió comentario, se regresó con el cansancio reflejado en las gotas de sudor que surcaban su rostro.
Las bandejas de refresco se han convertido en el producto que más circula por el tramo binacional. La demanda, frente a la época decembrina, ha crecido considerablemente. A este punto se suman los retrasos que han tenido los importadores para pasar, por la vía legal, cantidades masivas de alimentos. “Hace falta celeridad en los permisos y trámites”, expresó Nelson Urueña, representante de los aduaneros, a propósito de los dos meses de la reapertura comercial.
Algunas veces los funcionarios de la DIAN permiten pasar dos bandejas, otras veces cuatro, pareciera que todo depende del grupo que se encuentre en el puente, afirmaron algunos trabajadores informales consultados por el equipo reporteril de La Nación. “Últimamente, estamos pasando más por el puente”, resaltó uno de ellos.
El hecho de que haya mayor flexibilidad por parte de los funcionarios colombianos y venezolanos, permite que la mercancía, al menudeo, esté agarrando mayor fuerza por el paso internacional y no por las trochas o caminos verdes, rutas más largas y sinuosas para atravesar con mercancía.
Cada establecimiento contrata al grupo de “carretilleros”, “carrucheros” o “lomotaxistas”. En San Antonio del Táchira varios locales se dedican a vender este tipo de producto por la rentabilidad y alta demanda que aún tiene. En horas pico, hasta 50 trabajadores informales están cruzando, en 10 minutos, cargados por el paso formal.
“La idea es que sigan avanzando con las flexibilizaciones, pues es mucho más cómodo para un carretillero –por ejemplo– pasar por el puente que por las trochas. Se gana tiempo y la persona se agota menos”, subrayó un dueño de establecimiento en el municipio fronterizo Bolívar.
La reapertura comercial, el pasado 26 de septiembre, y el cese de paso de gandolas por las trochas, ha hecho que muchos empresarios aún estén en el proceso de los permisos, escenario que ha dilatado la entrada de gandolas con productos de consumo humano y animal por los puentes, lo que repercute directamente en el abastecimiento de los anaqueles.
Recientemente, conocedores de frontera, como el caso del exalcalde y analista en temas de frontera, William Gómez, propusieron que la Asamblea Nacional (AN) discuta y apruebe el “Proyecto de control de ingreso de mercancías introducidas por visitantes fronterizos e importadores menores a las zonas fronterizas de San Antonio del Táchira, Ureña, Paraguachón, Puerto Ayacucho y Santa Elena de Uairén”.
En los últimos días, y ante la proximidad del mes de diciembre, el tránsito por el puente ha registrado un considerable aumento de ciudadanos en ambos carriles. En horas pico, se han contabilizado hasta 4.200 personas en solo 60 minutos.