«Integración Gran Colombiana: El gran sueño de Simón» – Frontera Plus

«Integración Gran Colombiana: El gran sueño de Simón»

«Lo más hermoso que tiene la historia, es que podemos leerla, imaginarla y repasarla una y otra vez, para inclusive colocarnos mentalmente, en aquellos remotos lugares, y de alguna manera «entrar» en las mentes de los grandes hombres, que con sus acciones, nos han permitido tener tan valioso recurso, que nos lleva a saber de dónde venimos, y por qué no, visualizar hacia dónde vamos.

Simón y su sueño integrador Grancolombiano, es una valiosísima muestra histórica, de como una idea ordenada y justa, dirigida a la acción política y militar, podría lograr ser una realidad inmensa para millones de ciudadanos.

Simón y la integración: Un sueño truncado a traición, sangre y fuego, desde hace casi ya 200 años, pero que como sueño que ha sido, todavía lo imaginamos, y creemos que es posible llevar a cabo.

Del sueño Bolivariano integrador, nos quedan muchas historias. Muchas variadas anécdotas sobre acuerdos, diálogos, guerra, gobierno, independencia, encuentro, amores y traiciones.

Y entre esas traiciones, está la tan lamentable «Cosiata», desarrollada por allá a finales de los años 20 del siglo XIX, y que todavía en nuestros días, sigue siendo la gran causante de todos los males fronterizos Colombo-Venezolanos.

Haber sellado la Independencia en Carabobo en 1821, y determinar Bolívar el orden que como Estado debíamos tener, ha sido desde esa época colonial e independentista, solo un heroico proyecto, que a pesar de los siglos, no logramos concretar como naciones hermanas y gemelas.

Colombia y Venezuela, son hijas de parto único y una sola placenta, de un solo padre Bolívar, y una madre llamada Libertad.

Dos hijas idénticas, que siempre tuvieron que haber sido, una sola y única Patria.

Nos une un idioma, nos une un sentir, nos une un canto, nos une una inmensa geografía rica y pura, nos une el color de nuestra piel, nos une el linaje de la Patria, nos une el sabor de la mezcla de nuestras variadas sangres españolas, indias y negras.

Pero hoy día, y desde el nefasto y separatista año 1830, hemos puesto muchas más barreras absurdas entre esa hermandad gemela, que han llevado solo y únicamente a la autodestrucción de un  mismo pueblo, que no conoce de fronteras, ni de puentes, ni de alcabalas o retenes, y se reniega a sentirse y verse distinto uno del otro.

Ver una Caracas y una Bogotá, dar la espalda a su tierra «limítrofe» durante dos siglos, solo nos ha llenado de dolor, tristeza y resentimiento, contra todo gobernante, que nos mira a los «Fronterizos», con asco y desprecio.

Si, somos los «Fronterizos». Somos aquellos que ante las políticas públicas absurdas, de las ilustrísimas casas hoy día socialistas por cierto, de Miraflores y Nariño, nos vemos sumidos en una «apatriaridad» que conlleva no saber de quién somos hijos en este instante de la historia, y no saber cómo gemelas, quién es nuestra madre verdadera.

Caminar esta frontera descalzos, es la consecuencia del olvido mezquino, de los padrinos herederos del sueño de Simón, que vociferan ser fieles creyentes cumplidores de la gesta bolivariana, pero que en la realidad, son promotores y actores permanentes de una triste y moderna Cosiata, que se lleva a cabo a diario, y esta vez, sin tanto cuidado misterioso como en otrora.

Nos resulta en demasía imposible, aceptar, que como hijos políticos de Bolívar, tengamos que seguir marchando huérfanos, dejando por pellejos, la piel ampollada de nuestros pies, en los innecesarios, terroríficos, calurosos y traicioneros caminos polvorientos de estas tierras venezolanas, colombianas y latinoamericanas.

¡Esto debe terminar!

Los Grancolombianos (porque eso es lo que somos y debemos seguir siendo), no tenemos por qué continuar sobrellevando el maltratador día a día, de un cierre estatal fronterizo humillante y desgarrador, que nos está aniquilando cómo sociedad.

Los «Líderes» no han seguido el ejemplo de Simón, ni mucho menos el de otros patriotas y pueblos, que sí han logrado unificarse en uno solo, presentándose estos, hoy día, fuertes y potentes, como los europeos, como ejemplo debido a seguir.

Pareciera que teniendo en nuestras venas esa genética única de unidad, que nos heredó y enseña Europa, solo nos ha servido quizás, es para sacar a relucir, una triste propuesta envidiosa egocéntrica, que de reojo pretende destruir al hermano, al cual le sonreímos falsamente, solo con el propósito de no hacer público, nuestro odio ancestral tal vez.

Hemos sido fratricidas sin duda. En más de 200 años de historia pública común, no hemos sincerado nuestras verdaderas intenciones marcadamente separatistas, sangrientas, incómodas y frías.

Y eso ha fundado sin duda, un soporte como naciones y estados contiguos, lleno de hipocresía.

Definitivamente no debe continuar siendo así. Alejarnos no es el camino correcto, ni mucho menos el sueño de Simón. Por el contrario, ir de la mano en todo sentido de pueblo y de gobierno, debe ser el objetivo único que tenemos que seguir y concretar, para lograr el verdadero y necesario progreso que como Estados hermanos, merecemos.

El sueño Bolivariano debe prevalecer, y eso solo será posible, con una Apertura Fronteriza Integral, que conlleve a un definitivo, noble y sincero apretón de manos entre nuestros gobiernos, junto a un valioso acuerdo legal y constitucional de caballeros, que permita la integración vitalicia perfecta, para que nuestro Simón, y todos nosotros sus hijos, podamos tener una historia única y hermosa como aliados y hermanos, dentro del progreso y evolución, que seguramente lograremos, al cumplir este gran sueño del Libertador.

Bien lo señaló nuestro Padre Patriótico: «¡¡¡Unión, Unión, o la anarquía os devorará»!!!»

Bogotá, 15 de octubre de 2022

 

*Abogado, Diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela.