La piratería sigue enraizada en la frontera
Por Jonathan Maldonado
«San Cristóbal, Rubio. Lo llevamos hasta su casa». Esta frase es común escucharla en La Parada, corregimiento colombiano ubicado a escasos metros del puente internacional Simón Bolívar y donde convergen, a toda hora, cientos de venezolanos.
Esa forma de atraer usuarios es proferida tanto por conductores formales como por los informales o «piratas», como también se les llama a estos grupos de trabajadores. Se trata de una especie de «competencia» para poder salir, lo más pronto posible, con usuarios hacia la capital del estado Táchira u otra zona de la entidad.
En las adyacencias a la avenida Venezuela, en San Antonio del Táchira, decenas de carros informales van tomando su puesto donde estacionan el vehículo; y de ahí, salen a captar clientes. La escena es constante y bastante visible.

En La Parada “pescan” a los transportistas. (Foto: Jonathan Maldonado)
Gran parte de estos conductores regresan de La Parada con los cuatro pasajeros. “Eso nos obliga a los que estamos legalmente constituidos a hacer lo mismo, pues la competencia es muy fuerte”, indicó al Diario La Nación uno de los transportistas.
Aunque en reiteradas ocasiones ha habido operativos contra la piratería, a juicio de los conductores formales solo funciona dos o tres días, “después regresa el desorden”.
La petición de los formales ha sido que los dejen retornar a las calles 5 y 6 del municipio Bolívar, pues allí pueden trabajar más cómodos y en igualdad de condiciones que los “piratas”.
“Encerrarnos en el terminal de pasajeros es condenarnos al estancamiento, ya que son muy pocos los pasajeros que están llegando a las instalaciones, si lo comparamos con la cantidad de gente que se monta en carros estacionados en las cercanías a la avenida”, manifestó el conductor.
Otro punto que podría ayudar a que el dinamismo regrese al puerto terrestre es que habiliten el ingreso de rutas interurbanas a la frontera, tal y como se hizo por varios años, garantizando mayor accesibilidad para el usuario.
Esa petición la han elevado diversos actores de la zona; sin embargo, no ha habido un pronunciamiento que asome esta posibilidad en San Antonio del Táchira, la ciudad que recibe el mayor flujo de ciudadanos, provenientes de otras jurisdicciones y de diversas regiones de la nación.
Mientras tanto, el conductor formal se camufla en una zona donde la competencia es cada vez mayor y donde aún no hay reglas claras que protejan a los formales de una economía improvisada que lleva más de siete años tejiendo la vida de la frontera.