El escenario, de acuerdo con los lugareños y conductores, lleva varios meses
Jonathan Maldonado
Una laguna de aguas servidas se observa en la vía principal que conduce al aeropuerto internacional Juan Vicente Gómez, a escasos metros de la entrada al terminal de pasajeros de San Antonio del Táchira.

Esta imagen es común en el municipio Bolívar.
La problemática, de acuerdo con las denuncias presentadas por conductores y lugareños, tiene varios meses. “Han tratado de resolver la situación, pero a los días vuelve y colapsa el tramo afectado”, aseveró uno de los ciudadanos.
Durante el registro fotográfico en la zona, motorizados se la ingeniaban para evitar ser alcanzados por el agua putrefacta. Las aceras se han convertido en la gran solución para muchos.
“Es la única manera de que no nos mojen los carros que pasan. Aunque la mayoría de conductores baja la velocidad, siempre salpican algunas gotas y, a veces, alcanzan parte del rostro”, precisó un mototaxista consultado por el equipo reporteril de La Nación.
El tramo del sistema de aguas negras, averiado en la vía referida, registra, a diario, gran circulación de vehículos, pues se trata de la arteria vial que conecta a San Antonio con la parroquia El Palotal y con la ciudad de Ureña.
“Esto sí debería ser prioridad de las autoridades. Mire lo que nos toca hacer para que esa agua no caiga encima de uno”, lamentó el mototaxista que, en ese momento, cerca de las 1:00 p.m. de este viernes, trasladaba a un cliente hacia el sector de Garrochal.
Aunque la mayoría de carros disminuye la velocidad, hay algunos que cruzan la laguna a una velocidad que termina esparciendo el agua servida de lado y lado. “Son muy pocos, pero los hay y eso dice mucho de ellos”, resaltó el conductor de la moto.
En la avenida Venezuela, cerca de la Redoma del Cementerio, también hay otro bote de aguas negras. Recientemente, la denuncia se hizo a través de este medio sin contar aún con una respuesta oportuna por parte de las autoridades municipales.