
La cola de vehículos que esperaban cruzar la estructura binacional. (Foto: Jonathan Maldonado)
El puente Internacional Atanasio Girardot estuvo bloqueado por más de 10 horas
Jonathan Maldonado
El sector de Tienditas, en el municipio fronterizo Pedro María Ureña, mantuvo por más de 10 horas una kilométrica fila de carros a la espera de que se restableciera el tránsito por el puente internacional Atanasio Girardot.
El paro de taxistas en Cúcuta trastocó la dinámica tanto en este punto del tramo binacional, como en otras zonas que unen al Táchira con Norte de Santander. La Guardia Nacional Bolivariana (GNB) se vio en la necesidad de restringir el paso de carros hacia este puente para evitar embotellamientos.
Cerca de las 7:00 a.m. de este jueves, los funcionarios venezolanos interrumpieron el paso. Solo permitían, de forma intermitente, la circulación de motocicletas, y en grupo de a 10. «Si dejamos pasar carros al puente se va armar el atolladero», argumentaban los uniformados.
La línea de frondosos árboles a un costado de la vía hacía más llevadera la espera de los conductores. «Si hubiera sabido de la protesta no me hubiera arriesgado a viajar», aseguró Lilimar Chacón.
Chacón viajó, junto a su madre y esposo, desde La Grita y hasta la frontera. «Voy a Cúcuta para averiguar lo del permiso de turista para poder circular en mi carro a otros departamentos de Colombia», precisó la ciudadana.
Al momento de la entrevista, la conductora llevaba cuatro horas de espera. «Vamos a quedarnos un rato más a ver qué pasa», subrayó con el cansancio reflejado en su rostro, pues es un viaje largo y no deseaba perder la opción de cruzar al vecino país.
Al igual que Chacón, decenas de conductores, entre particulares y taxis, aguardaban bajo la sombra de los árboles. En algunos puntos, la naturaleza no fue tan bondadosa y el abrazador sol ya hacía mella en sus humanidades.
Piratas y motorizados hicieron su agosto
El paro de taxistas, que bloqueó 12 puntos de Cúcuta y del área metropolitana, benefició a mototaxistas y a los conductores piratas, quienes hicieron «su agosto» con la necesidad de los pasajeros de llegar a sus zonas.
En La Parada, por ejemplo, los que reinaron fueron estos tipos de servicios, además de las busetas. En esa localidad comercial hubo ausencia de la “mancha amarilla”, pues estaban en “hora cero” y debían acatar las reglas del gremio para evitar sanciones.
«Hasta 30 dólares está cobrando un pirata para llevar a un pasajero hasta el aeropuerto internacional Camilo Daza -lamentó un transeúnte en conversación con el equipo reporteril de La Nación-. No es justo».
El alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez, manifestó su disposición de reunirse con el gremio. Incluso, el encuentro se dio para llegar a consensos que eviten futuras trancas en la ciudad, las cuales afectan el acostumbrado dinamismo en la frontera.
A la 1:00 p.m., la autopista internacional Simón Bolívar se vio bloqueada por completo, lo que impedía la comunicación entre Cúcuta y el municipio de Villa del Rosario. «La reunión se mantiene entre autoridades y taxistas para ver si levantan el paro», puntualizan a esa hora los medios colombianos.
Del lado colombiano del puente Atanasio Girardot, los ánimos se caldearon en ciertos momentos, ya que la ciudadanía llegó a exigirles a los taxistas que levantaran el bloqueo.
Al cierre de esta nota (2:00 p.m.), el paso para carros no se había reactivado por el recién inaugurado puente. «¡Que no se repitan estas protestas, por favor!», rogaba un conductor desde el asiento delantero de su carro.