Habitantes de la frontera manifiestan su preocupación por el deterioro de las vías
Jonathan Maldonado
Urge un plan de asfaltado en San Antonio del Táchira. A esta conclusión llegan los habitantes de frontera frente al deterioro que hay en diversas calles de la ciudad fronteriza.
En la carrera 20 con calle 4 del barrio Miranda, las troneras dificultan enormemente el paso de carros y motos. En ese punto, el gran problema fue la circulación de vehículos de carga pesada que, al salir de los caminos verdes –antes de la reapertura de los puentes –, pasaban frecuentemente por esta vía.
Aunque las denuncias han sido recurrentes, no ha habido respuesta. El trayecto se hace intransitable. Los conductores deben ingeniárselas para que sus vehículos no sufran tanto por el impacto.
Sonia Campos iba pasando en su moto por la calle 4 cuando fue abordada por el equipo reporteril de La Nación. Su moto tambaleó ante la inestabilidad del terreno. Llevaba a su hija a la casa tras culminar la jornada escolar.
«Es difícil manejar así y uno corre riesgos. Si se dio cuenta, casi pierdo por completo el equilibrio; son cráteres los que abundan en la frontera y nadie hace nada», sentenció Campos.
La ciudadana usa frecuentemente la vía, pues es la que le permite llegar y salir con más facilidad de las instalaciones del colegio de su niña. «Urge que las autoridades hagan algo al respecto», acotó.
En el centro de San Antonio, justo en calle 5 con carreras 8 y 9, otro hueco, de grandes dimensiones, acompaña la soledad y las bajas ventas que registran a diario los comerciantes.
Una valla, con la frase «obreros en la vía», tiene varios meses como señal de precaución para los conductores. «Habrá que enviarle las fotos a Maduro, para ver si hacen algo», comentó un vendedor formal de la zona, cuyo nombre prefirió mantener en reserva.
En la carrera 16 con calle 4, el escenario también es desalentador. En ese tramo, las dimensiones de los huecos varían a pequeñas distancias. «Dios quiere y la denuncia ayude», puntualizó Asunción Rangel, septuagenaria.
«Entre los huecos y las bolsas de basura que la gente arroja en cualquier esquina, ya es suficiente. Ya no hay sentido de pertenencia ni educación. Faltan muchos valores. La gente hace lo que mejor le convenga, sin ver a quién está perjudicando», soltó a manera de desahogo.
Al finalizar la calle 2 con carrera 5, las troneras son de larga data. Los conductores de carros, pese a los intentos, terminan cayendo. Las motos son las menos propensas a sufrir, pues pueden buscar su acomodo con mayor facilidad.
Los pocos planes de asfaltado de los últimos meses, se han enfocado en la avenida Venezuela y en la vía hacia Peracal.